domingo, 14 de junio de 2009

Cambio de modelo y colchonería

Ahora que todo tertuliano, periodista e incluso presidente de gobierno busca un nuevo modelo económico, propongo no solo abandonar el modelo productivo del ladrillo sino también la inmensa y prolífica producción de colchones.

Me explico, cualquiera que haya trabajado o conozca alguna empresa desde un tamaño mediano hasta muy muy grande, no habrá dejado de observar la proliferación de todo tipo de normas, directrices, procedimientos y registros creados con el único y exclusivo fin de servir de paragolpes o seguro contra las más peregrinas amenazas, sucesos y contratiempos. El más grave de esos contratiempos es precisamente no cumplir con algunas de las normas de calidad, ordenanzas, directrices de seguridad etc, etc. Es decir, lo grave no es el efecto del no cumplimento sino el perjuicio administrativo de no cumplir la norma.

Por ejemplo: un obrero que trabaje con arnés de seguridad, casco, botas de trabajo etc puede verse reprendido y apercibido por infringir la más básica norma que es no haber firmado el formulario de recepción de sus guantes aislantes que deben renovarse cada 6 meses aunque él no los utilice porque es encofrador. En cambio otro que esté enfoscando una pared colgado de una cuerda que sujeta una pila de ladrillos está cumpliendo la normativa porque tal vez en el manual de riesgos de la empresa para este tipo de tarea se especifica que se escogerán los medios más oportunos en cada momento. El hecho de que se pueda romper la crisma es algo lamentable pero cumplía la normativa.

Estos son ejemplos extremos pero le continua presencia de cursillos, registros y normas autocontenidas, es decir, que su único fin es su misma existencia y no el efecto que se consiga en el rendimiento y calidad de la empresa, es algo omnipresente y que va a más, aumentando según el tamaño de la empresa.

Una reflexión sobre la necesidad de todos esos colchones creados única y exclusivamente para salvar culos de departamentos de calidad, responsabilidad corporativa y demás ingeniería de imagen sería una buena manera de aumentar la productividad real de las empresas. Es cierto que se necesitan normas, procedimientos, control de riegos, registros etc pero la organización actual de las empresas hace mucho tiempo que dejó atrás la causa real por la que se hicieron, creándose un mundo paralelo de colchonería en todos los niveles.

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